CAC
Centro de Arte Contemporáneo
Hasta el 4/09/2011
Hasta el 4/09/2011
A veces la pintura impresiona nuestra sensibilidad desde su propia crudeza; otras, solo vemos una técnica muy correcta, pero sin que nos llegue al ánimo. Más difícil es encontrar una pintura con una técnica depuradísima –que la apreciamos conscientemente- y sintamos ese estremecimiento que provoca el arte. La exposición de Luc Tuymans que nos regala el CAC tiene eso, técnica pulquérrima que eligiendo unos mínimos rasgo, te reproduce en tu interior un efecto de los que el subconsciente guarda porque estorba. La soledad, la muerte, el sinsentido de existir nos aflora en esta pintura. No son metáforas más o menos manidas, no.

La técnica de Luc es lo primero que sobresale en esta exposición. Es un expresionismo suave, como si las flores pudieran cantar, pero no nos ahorra eso, la “expresión” fuerte de un sentimiento. Tiene una técnica agresiva para mostrar un sentimiento “ligero”, pues solo así nos puede llegar, como en el telediario.


El arte de Luc Tuymans nos seduce con una luz desvaída, como el silencio del existir de lo que pinta. Rostros normales, pero esa norma que reivindica la extraterritorialidad del canon. Lo que está fuera del canon también tiene vida, aunque este avocada al olvido, a la muerte, desde la soledad del que vive sin avaricias de dejar su recuerdo, anónimo. ¿Qué recordará a los que siguen la norma, a los normales?
Ancianos desatendidos del recuerdo, que es su morir sin historia. Acaso una sola esquela en un periódico por toda trascendencia.
Y eso fuerza a gritar al lienzo, desde el blanco de la pared, se reivindica y aferra la atención del espectador. El espectador sale con la sensación de haber visto una pintura elegantísima, un contenido inquietante, pero sobre todo, de haber vivido un inmenso espacio de arte. ARTE.
Ancianos desatendidos del recuerdo, que es su morir sin historia. Acaso una sola esquela en un periódico por toda trascendencia.