El objetivo político por excelencia es el ciudadano y su bienestar. Parece que pocos los discutirían. A partir de aquí viene el cinismo: hasta Hitler pensaba que actuaba en beneficio del pueblo, su pueblo.

Si atendemos a las encuestas del
CIS, el mayor problema de este país es el paro. Cabría pensar, que las políticas para arreglarlo deben ser las prioritarias. Pues no. El problema son "los mercados".
El problema prioritario de los mercados es la lucha contra la inflación. Al menos ese es el objetivo fundacional del Banco Central Europeo, condicionador último de las políticas de los estados. Se argumenta que solo si la economía va bien, el paro podrá ir bien.
O no, desde otras formas de pensar. Podamos decir que solo si no hay paro, la economía podrá ir bien. A cada cual según sus preferencias. Y aquí surge el problema entre los políticos y los "financieros. Los políticos están en extremo influenciados por los “mercados” y eso constriñe su marco de actuación. Solo si se sigue la ley de los mercados, éstos aprobarán sus políticas. PERO, por lo que podemos leer, el electorado les quita su apoyo y no volverán a salir. ¿Tan fuerte es el poder de los mercados, que puede cambiar el objetivo de mantenerse en el poder a un político y cambiarlos por el de la ortodoxia de los mercados? Que locura, hay algo que no es lógico.
La economía es el medio por el cual la sociedad de personas, ha conseguido dominar la naturaleza para satisfacer sus necesidades de subsistencia. O algo así. Por tanto, la economía no es el fin, sino el método. Mercado es un eufemismo que esconde la decisión de los jodidos capitalistas financieros –capitalismo de casino, que llaman algunos socialdemócratas-. Pero hay una falsedad que hace que ese coloso con pies de barro. Su basamento ideológico, el que justifica sus desatinos avariciosos, es mentira. Los dineros que controlan esos bancos, no pertenecen a su consejo de administración. Ellos no suelen tener más allá del 3 ó 4 % del capital, que a su vez casi nunca pasa del 8% del activo. Y nos quieren decir que deciden porque conocen la “lógica” de los mercados. ¡Serán cínicos! Solo actúan para controlar la inflación, lo que permite que los capitales de los accionistas, mantengan e incrementen su valor. Pero los impositores somos más y tenemos más derecho a los beneficios de las finanzas que ellos. Hay que gestionar las finanzas con criterios políticos.

Se me contraargumentará que eso es una enredo. Yo respondo que eso se está ensayando ya en una caja de ahorros, la de
Navarra. Bien es verdad, que solo en su obra social. Se da la posibilidad a los impositores que voten los proyectos sociales presentados para financiarlos. Y los impositores deciden que hacer con sus dineros. Menudo lío con las élites de la Caja, que hasta ese momento tenían el poder de financiar lo que les venía en gana. Pero que gran ejemplo de responsabilidad social. Hace tiempo, me contaba el responsable de
RSE que vendieron tarjetas por un tubo, con la promesa de que la obra social la decidían los clientes y no los gestores.
Por tanto es posible dar un paso y empezar a pensar que la legitimidad moral de los mercados, eso de que los dineros son suyos y los ponen donde mejor conviene, es una falacia. Los dineros de los bancos son de los impositores, ni siquiera de sus accionistas. Hay que crear mecanismo de decisión para darle la palabra al ciudadano y condicionar a los picópatas de los consejos de administración. Porque lo importante es que todos tengamos trabajo en una economía capaz de evolucionar de consumidora de energía fósil a otra sostenible y las finanzas deben estar para estimular esa evolución económica.