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martes, 24 de febrero de 2009
Las TI (tecnologías de la información) y la participación
Ya hemos reflexionado sobre el rendimiento discutible de las instituciones públicas locales, en cuanto a su capacidad para incorporar al ciudadano en su gestión. Esto nos hace pensar, a algunos, sobre la poca confianza que inspira nuestro sistema político.
Como causas de esa escasa participación hemos argüido que los temas incluidos en las plataformas electorales, importantes para los políticos, pero que no siempre importan a los ciudadanos y que los mecanismos convencionales de la democracia, no siempre satisfacen las expectativas de los ciudadanos. La consecuencia podría ser la falta de credibilidad de las instituciones públicas locales.
Pero la participación de los ciudadanos es un derecho I N D I V I D U A L que requiere de alguna “tecnología” para que sea efectivo. En primer lugar hay que regular el acceso de las persona a las instituciones. Hoy parece que los reglamentos se han olvidado del ciudadano individuo y se han centrado en las asociaciones –algunas de dudosa representatividad, por no hablar de las expertas en logro de subvenciones municipales- . Un análisis profundo de las asociaciones, a las que regulan las distintas reglamentaciones de las instituciones locales, nos darían su capacidad de convocatoria y su representatividad. Parece una opinión extendida que solo las asociaciones independientes del presupuesto municipal tienen un carácter más representativo.
Por tanto, conviene promover una estrategia que permita la máxima incorporación de individuos, capaz de aprovechar la “energía” ciudadana, a la vez que legitima los instrumentos de gobierno. El diálogo de los distintos actores en una sociedad compleja permite una mejor legitimación de las decisiones tomadas por las instituciones públicas.
La estrategia de las instituciones públicas locales en la participación, comienza con la constatación de su función como impulsora de proyectos. Para ello debe relacionarse con otros varios poderes para mejorar la ciudad y –obviamente- debe rendir cuentas a la ciudadanía.
Para que esta estrategia cumpla con su misión, debe conocer la vida social del municipio, la actividad económica y la vida de los barrios, para incorporarla a la mejora de la actuación municipal. Los técnicos de la administración local han de poner en marcha los procesos participativos con vistas a incorporar esa energía ciudadana a la que antes nos referíamos. En la actualidad no es un proceso transversal, es la misión de algún departamento municipal.
Cuando la información que recaban los técnicos de los ciudadanos, se entremezcla con la rendición de las cuentas públicas de los políticos, tenemos una fórmula de “conocimiento” que influye en la organización municipal para la mejora –mas o menos consensuada-.
Paralela a esta estrategia es la incorporación de las Tecnologías de la Información (TI) a este plan. Pensamos que su sola incorporación no daría resultados; antes bien, requeriría de planes y reformas, con las que implicar a la ciudadanía en la gestión de los ámbitos locales. El profesor Subirats nos aporta un cuadro interesante. Parte de dos conceptos: uno es si queremos incorporar a los ciudadanos a la gestión y otra, si la estrategia se queda en una mejora de los servicios que prestamos, mediante, por ejemplo, herramientas prospectivas. A la vez, cruza esos parámetros con la gestión departamental de cada servicio público y/o la articulación de relaciones entre institución pública y ciudadanos.
De este cuadro surgirían 4 posibles escenarios donde sería aplicable la tecnología de la información (TI):
Mejora de la prestación//gestión de los servicios públicos:
La incorporación de la TI en el ámbito municipal se convierte en una herramienta de Marketing político con vistas a fidelizar a los ciudadanos por mejoras en la prestación de los distintos servicios públicos.
Incorporación del ciudadano//gestión de los servicios públicos
La institución se refuerza ante una sociedad diversa, compleja. Se articulan nuevos valores que surgen del intercambio de información. Esta estrategia es más proactiva que la anterior: intenta integrar las expectativas de los ciudadanos en la gestión de la prestación, no solo modernizar la prestación ya decidia.
Mejora de la prestación//relación entre institución y ciudadanos
La consecuencia principal de este uso de las TI es la mejora de interacción del gobierno local con los distintos poderes y surten cambios y regeneración entre las élites políticas. No se mejoran operativamente los servicios, se articulan los cambios pertinentes para su agilización.
Incorporación del ciudadano//relación entre institución y ciudadanos
Cuando se implementan las TI con vistas a incorporar al ciudadano a la institución municipal, obviando la gestión operativa, se hace con vistas a articular las mejores relaciones entre instituciones. Estamos ante una nueva visión de la democracia y una nueva legitimación de las decisiones del día a día de los representantes locales.
Por tanto, la incorporación de la TI no implica la consecuencia de la participación, sino que requiere de planes específicos que, creemos, podrían dar lugar a escenarios muy novedosos.
lunes, 23 de febrero de 2009
Frenos a la participación
Los frenos a la participación de la ciudadanía a la Gestión Local son muchos y perfectamente diferenciados, no solo es la desidia de individuos despolitizados. - Los organigramas municipales están diferenciados por “carteras municipales”, donde cada cual actúa, a veces, según su criterio. Esto hace que se relacionen con sus públicos acordes a su propia estrategia. - Esta disposición de los organigramas genera órganos no colegiados. Las discusiones no versan sobre las líneas estratégicas de desarrollo de la ciudad o pueblo; cada cual sigue una línea: Urbanismo a lo suyo, Mujer igual, Juventud, a su bola. Esto hace en algunas ocasiones una “feudalización” de departamentos, donde cada ciudadano/a debe acudir a resolver sus cuitas. Y los técnicos se interesan –según esta forma de gestionar- en su parcela competencial y no en la consecuencia de su trabajo sobre al ciudad. - Un producto es un ente físico que se puede tocar y sirve para algo –aunque sea utilidad estética- Un servicio es una consecuencia, sobre las personas o sus bienes. La acción política es una consecuencia sobre la ciudad, que será tanto mejor para el interés colectivo, cuanto mejor esté articulada en sus instituciones. Ante este esquema de comportamiento, que no siempre se da en estado tan puro, podría aportarse una solución: talleres prospectivos cuya misión sea coordinar los impactos de las políticas municipales. No es solo ofrecer el marco de participación, es también instrumentar herramientas para conocer argumentos, preferencias, expectativas de los ciudadanos e integrarlas en la política local; cuya consecuencia no debe ser otra que el interés colectivo. Pero nos encontramos con el concepto de Democracia Mediática. Nos mueve más el medio que el mensaje. La cuestión no está en que exista una opinión de muchos ciudadanos, argumentando sobre una línea de actuación; el político hará más caso a la opinión publicada. Este es un razonamiento difícil de argüir, pero tal parece que el medio por el que se explicita el argumento tiene más peso que el contenido de ese mismo argumento. Por ello el político prioriza el “argumento mediático” al argumento de 500 personas de un barrio, que no salen en los “papeles”. Y tras el político, el técnico. Este es otro de los grandes frenos que tiene la participación ciudadana: para que un argumento tenga influencia en la esfera de lo “local” debe tener un formato “mediático”. Por tanto, la participación individual, los mecanismos articulados para esa participación, son muy escasos. A la par, el individuo participa poco. Una herramienta –pues- para incorporar la voz del ciudadano al Gobierno Local, quizás, sería el análisis de los argumentos mediáticos en el Municipio y considerar su capacidad de influencia en los ciudadanos; hasta que punto representan intereses de grupos significativos de ciudadanos y cuales son ruido mediático.
La participación del ciudadano en el gobierno local
En general, podemos hablar de una serie de ineficiencias en el sistema democrático, que se manifestarían en un clima de opinión sobre la poca capacidad para resolver los problemas que importan a los ciudadanos. Formalismos excesivos, opacidad de los mecanismos de decisiones, distanciamiento de los políticos de los ciudadanos que los votan, son algunos de los argumentos que de alguna manera –matizando, claro está- están en boca de muchos. Los ciudadanos no participan, y a los técnicos municipales y políticos en general, no le duelen prendas en culpar a la desidia de los propios ciudadanos. Quizás. Pero también los partidos son entes de participación cerrados, burocratizados y con turbios mecanismos para justificar ante el Tribunal de Cuentas eso que se entiende como diferencias entre los que gastan y lo que declaran que ingresan. Y cabe referirse a los partidos más significativos. Las leyes electorales no permiten la circulación de las élites de poder en los partidos, pues las listas cerradas hacen que los candidatos estén mas preocupados por llevarles la cartera al jefazo de turno, que en trabajar por el ciudadano, pues tanta influencia tendrá en su elección aquel, como los votantes. Hay una opinión que ya data de algunos siglos acerca del “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Se podría aceptar en épocas donde la instrucción pública estaba en manos de las élites ilustradas. Hoy no. Hoy muchos tienen estudios. razón y argumentos capaces de mejorar el buen juicio de los técnicos –en nuestro caso, locales- La desconfianza hacia la política se ha apoderado de parte de la ciudadanía. Algunos pensamos que el rendimiento de las instituciones públicas tendría mayor potencial, si en ellas se permitiera la incorporación de esa energía ciudadana que aportaría –sin duda- mejoras a los proyectos técnicos, así como legitimación a las decisiones del día a día. Esta forma de operar resta provecho a las instituciones publicas locales. La ciudadanía debe incorporar su voz a la gestión de lo público. Pero la participación actual, dada la dificultad antes reseñada genera corruptelas y deficiencias.
Metodología de trabajo:
Vamos a reflexionar sobre las dudas que asaltan a los ciudadanos –que nos asaltan a algunos- sobre la falta de legitimación de la acción de las distintas instituciones, a la hora de administrar los servicios públicos, a favor de los ciudadanos sobre los que tiene competencia. Los déficit democráticos –pensamos- nunca se resolverán del todo; lo que no excluye la necesidad de ir resolviendo poco a poco, parcelas que permitan alinear la acción política con los intereses generales. Vamos a teorizar sobre el origen de la falta de participación de los ciudadanos en las instituciones. Vamos a señalar los gap que justifican la separación del individuo ciudadano de las instituciones que le representan –por ejemplo: partidos muy cerrados y jerarquizados, listas electorales cerradas, que dificultan la circulación de élites de poder, marco mediático de corrupción publicitada, etc. -; no se podrán articular herramientas de participación, hasta tanto no se tengan en cuenta cuestiones previas que nos hacen desconfiar a muchos ciudadanos. Iremos publicando muchos planteamientos para pedir colaboración de quien quiera hacernos llegar sus reflexiones. Se pedirá la reflexión de expertos por invitación vía mail. En un futuro de no más allá de abril de 2009, se pondrá en marcha una encuesta vía Internet sobre parámetros para abordar un plan de política local que incorpore la voz de los ciudadanos, ya sea de manera directa –mediante su participación local- o indirecta. Con herramienta de investigación social. Poco a poco, no mas allá de diciembre de 2009, podremos tener un marco reflexivo sobre el estado de está cuestión en la política local, con definiciones de herramientas de participación y de talleres prospectivos –de investigación y posterior implementación de los resultados obtenidos- Queremos llamar la atención sobre el fin último de este blog. No es un blog de reflexión, aunque sin una previa no podemos centrar el marco de acción. Hay problemas políticos de liderazgo que hay que resolver antes de implementar herramientas de actuación. Pretendemos ofrecer una serie de herramientas –cuantitativas y cualitativas- para incorporar la voz de los ciudadanos a la gestión loca y hacerlos partícipes de las instituciones.
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